El miedo a engordar y sus consecuencias
Por Carlos Castillo Peralta.
El miedo o la fobia a engordar es un estado emocional caracterizado por una aversión a engordar y la insatisfacción con la forma corporal y/o el peso que no guarda relación con el tamaño del cuerpo, y que se acompañan de intentos malsanos de adelgazar.
El miedo a engordar está ligado al entorno cultural y social, surge debido a que las sociedades viven sometidas a ciertos cánones o patrones de belleza prefijados, los mismos que son históricamente variables y no son comunes entre las diferentes culturas.
Hay evidencias que sugieren que el miedo a engordar es un fenómeno bastante antiguo. Por ejemplo, en la época medioeval y en el contexto budista se creía que el exceso de peso era una consecuencia kármica de un fallo moral, mientras que en Europa el desprecio a la gordura se debía a que en la religión cristiana la gula o glotonería se consideraba un pecado grave. Inclusive, los casos de anorexia de aquellos tiempos se describían como "bendita anorexia" ya que la restricción dietética era considerada una práctica ascética de entrega a Dios.
Al respecto, son notables los casos de Catalina Benincasa, María Estuardo, Isabel de Baviera, y Sara Jacob, quienes podrían incluirse entre las muchas mujeres afectadas por esta fobia.
Catalina Benincasa (1347-1380), conocida como santa Catalina de Siena, fue una de las Hermanas de la Penitencia de Santo Domingo. Desde muy joven dejó de comer carne y todo tipo de alimento cocinado, consumiendo exclusivamente pan, hortalizas crudas y frutas. Cuando adulta dejo de comer y se alimentaba sólo de algunas hiervas y agua. Murió a los 33 años de inanición en un estado de infrapeso.
María Estuardo (1542-1587), reina de Escocia y reina consorte de Francia, célebre por su belleza, a tal punto que el historiador francés Pierre de Brantôme llego a decir de ella que "era tan bella que bien valía un reino", se afirma que era una joven alta y delgada, que andaba buscando siempre la perfección, pero debido a las dietas restrictivas a las que se sometía, su carácter era irritable y sufría de perpetua ansiedad.
Isabel de Baviera (1837-1898), más conocida como Sissi, emperatriz de Austria y reina consorte de Hungría, tenía la enfermiza obsesión de mantener su peso en 45 kilogramos y su cintura de tan sólo 47 centímetros, con una estatura de 1.72 metros [*]. Ella misma inventó sus propias dietas para adelgazar consistentes de sólo pescado hervido, verduras y frutas, realizaba agotadoras rutinas de ejercicio, y efectuaba largas caminatas de ocho horas diarias, llegando a extenuar a las damas de su séquito.
Sara Jacob (1857-1869), la "niña galesa ayunadora", afirmaba no haber comido nunca. Como el caso obtuvo tal publicidad por un largo periodo, durante el cual recibió numerosos regalos y donaciones de personas que creían que era milagrosa, finalmente fue sometida a un escrutinio de científicos y médicos escépticos. La afirmación de que no necesitaba comer se puso a prueba, lo que la condujo a una muerte rápida por inanición. Es probable que en su casa haya consumido muy pequeñas cantidades de comida en secreto, lo que ya no pudo hacer bajo la estricta supervisión médica.
En general, actualmente el miedo a engordar y la manía de someterse a regímenes restrictivos prevalece en las culturas occidentales o en las que están muy influenciadas por ellas, y afecta mucho más a las mujeres, quienes muestran una mayor insatisfacción corporal que los hombres. Se admite además que las niñas adolescentes son las de mayor riesgo, estimándose que hasta el 70% pueden estar afectadas. El miedo a ganar peso está tan extendido entre las adolescentes que ha sido calificado de "descontento normativo" propio de este grupo del mismo género y edad con sus cuerpos. Esto se debería a que los cánones de belleza vigentes son extraordinariamente difíciles de conseguir, lo que conlleva a un descontento entre el deseo de parecer y la realidad.
Sin embargo, el problema de fondo se explica al visibilizar la forma como se presenta el machismo en las sociedades occidentales, asociado directamente a la manera en que se dan las relaciones cotidianas entre sus miembros. A esto se suma el esquema de consumo que implanta una mentalidad en la que se trata de forma diferente los cuerpos de los hombres y de las mujeres, donde a éstas últimas se les considera como objetos a ser poseídos tal cual una mercancía, que sirve para vender y comprarse. Esto tiene como consecuencia que el cuerpo de las mujeres se mire, evalúe y sea potencialmente más objetivado que el de los hombres.
Un rasgo del miedo a la gordura es que la mayoría de los y las afectadas se ven significativamente más gruesas de lo que realmente son (imagen corporal distorsionada), lo que se asocia con una alta vergüenza por la imagen corporal, incurriendo en prácticas de alimentación malsanas. No obstante, los y las restantes también incurren en prácticas de adelgazamiento malsanas, aun reconociendo que no tienen sobrepeso. Estudios realizados en varios países han reportado que la gran mayoría de mujeres quieren pesar menos aunque presenten un peso normal.
Esto se traduce, entre quienes mantienen un peso normal o incluso por debajo de lo normal, en comportamientos de adelgazamiento inapropiados. Los comportamientos de pérdidas de peso típicamente insanos incluyen consumir cantidades menores de un determinado grupo de alimentos recomendado o lo que es peor lo suprimen completamente (como los cárnicos o los lácteos), el saltarse algunas comidas, ayunar, fumar, abusar de laxantes y diuréticos, y provocarse el vómito.
Por último, son preocupantes las muchas consecuencias graves para la salud asociadas con las prácticas malsanas de adelgazamiento. Es común que asociado con el miedo a engordar, se presente un amplio espectro de desórdenes alimentarios patológicos. La anorexia y la bulimia ocupan el extremo más grave del espectro.
Nota
[*] Si el peso corporal de Sissi era de 45 kilogramos y su estatura era de 1.72 metros, entonces su índice de masa corporal (IMC), obtenido de efectuar la división del peso entre la estatura al cuadrado, era 15.21 kg/m2. Según la Organización Mundial de la Salud, un IMC por debajo de 16.00 kg/m2 se considera como delgadez severa. Los valores normales del IMC se encuentran entre 18.50 a < 25.00 kg/m2. Por otra parte, tomando como referencia para estimar el peso ideal mínimo un IMC igual a 18.50 kg/m2, el peso ideal mínimo de la emperatriz debería haber sido 54.73 kilogramos.