Por Carlos Castillo Peralta.

La tartrazina (tartracina) es un colorante de origen sintético perteneciente a la familia de los "azoicos" (contiene el grupo azo: –N=N–) ampliamente utilizado en la industria alimentaria para dar color AMARILLO a los productos.

Los colorantes azoicos son cuestionados debido a que muchos de ellos han demostrado ser cancerígenos. Sin embargo, los autorizados para su uso en alimentos, son sustancias muy polares y solubles en agua, que no atraviesan con facilidad la barrera intestinal y por tanto no se absorben.

Las principales aplicaciones de este colorante son en productos envasados como bebidas gaseosas, bebidas refrescantes, flan, gelatina y refrescos en polvo, helados, snacks, caramelos, frunas, chicles, marshmallows, lentejas de chocolate, productos de repostería, sopas instantáneas, cubitos de caldo, derivados cárnicos (embutidos), etc.

Algunas personas son muy susceptibles a este colorante –especialmente aquellas que presentan hipersensibilidad a la aspirina (ácido acetilsalicílico)– y pueden presentar reacciones alérgicas debido a su consumo. Asimismo, varios estudios han demostrado que el consumo de tartrazina está asociado con el aumento en la incidencia del trastorno por déficit de atención con hiperactividad en niños y niñas.

Incluso, consumir tartrazina junto con ácido benzoico –preservante utilizado tanto en su forma de ácido como en su forma de sales (benzoatos) de sodio, de potasio o de calcio– potencia sus efectos nocivos.

El uso de la tartrazina está prohibido en Noruega y en Inglaterra se ha pedido a los productores su eliminación voluntaria debido a los problemas derivados de su consumo.

Para reconocer si un producto contiene o no tartrazina el consumidor debe leer las etiquetas y comprobar si señala como ingredientes alguna de las siguientes denominaciones: "tartrazina", "tartrazine", "amarillo Nº 5", "FD&C Yellow N° 5", "E-102", "SIN-102", "INS-102", "CI-19140", "CAS 1934-21-0".

No obstante, la tartrazina puede ser sustituida por otros colorantes de origen natural como el azafrán, el betacaroteno o la curcumina.